LA ABADÍA, AL AÑO DEL INCENDIO
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JUAN SÁNCHEZ OCAÑA
ABAD DEL SACRO MONTE
Artículo publicado en
IDEAL/Granada, 19/09/2001
págs. 20 y 21
Ningún bien mueble del patrimonio artístico del Sacro Monte sufrió daño. Sabido es que su valiosa biblioteca no fue afectada ni por el humo ni por el agua y que, desde entonces, quedó instalada en otras dependencias de la Abadía, convenientemente ordenada y protegida. Las llamas quedaron lejos de la parte más amplia y noble, los edificios del siglo XVII y XVIII, donde se custodian los fondos artísticos, archivístico y documentales de tan insigne institución.
En aquella ocasión se produjeron numerosas declaraciones lamentando el siniestro y solicitando la atención de los poderes públicos para la restauración del edificio afectado y para la revitalización de todo el legado sacromontano. Granada, y Andalucía, se decía, tienen que ser conscientes del tesoro histórico, cultural y religioso que entraña esta fundación granadina del siglo XVII. No faltaron promesas de los poderes públicos ante las gestiones del Arzobispo de la diócesis. Al cabo del año, todo sigue igual. Se retiraron en parte los escombros, pero nada más. ¿Hasta cuándo?
La Abadía, no obstante, sigue con tesón y esperanza su actividad en los edificios más antiguos que conforman el corazón de su complejo arquitectónico. Cada vez son más los granadinos que eligen el templo de la colegiata para la celebración de sacramentos, y asimismo abundan los grupos de movimientos y parroquias que suben las siete cuestas para convivencias y días de retiro. lgualmente, departamentos universitarios, colegios e instituciones de todo tipo se sienten atraídos por las grutas sacromontanas, por los libros plúmbeos y por todos bienes artísticos y culturales de la Abadía, que encierran siglos gloriosos de la historia de Granada. Y junto a los granadinos cada año aumenta la visita de personas de otras provincias y del extranjero.
La consulta de sus fondos bibliográficos y documentales también es frecuente, aunque limitada por parte de la Abadía al no disponer de la infraestructura y el personal necesarios. Estos fondos están siendo informatizados desde hace varios años a través de bibliotecónomos becarios de la Biblioteca de Andalucía. Por otra parte, bastantes piezas de orfebrería, bordados, manuscritos árabes, lienzos y esculturas están siendo restaurados de forma lenta y callada pero incesante.
Al comienzo del verano terminó sus trabajos una Casa de Oficios, concedida por el Inem en colaboración con el Arzobispado. Ha sido gestionada por el Patronato Armonía, al igual que las tres anteriores Escuelas Taller. Fruto de esta Casa de Oficios ha sido la remodelación del compás de la Abadía: la placeta principal ha quedado totalmente reformada con empedrado granadino, hitos de piedra enlazados con cadenas y la plantación de naranjos. La vieja fachada del XVII, orientada al sureste, resplandece en toda su belleza de barroco desornamentado. La placeta de poniente también ha sido convenientemente tratada por la generosidad de una institución privada granadina. Y el entorno vegetal ha sido en parte renovado.
La intención de los responsables de la Abadía es que toda su riqueza espiritual y cultural esté al servicio de los granadinos y de los que cultivan la vida interior y gustan el arte y la historia. La mayor limitación, para pesar nuestro, es la escasez de medios y de personas. Esta precaria situación no resta esperanza, ilusiones, trabajo constante y acogida cordial a los que saben valorar el significado y la hermosa realidad de esta centenaria institución granadina.
El Arzobispado tiene entre sus mayores preocupaciones el presente y el futuro de la Abadía, lugar privilegiado de espiritualidad y cultura, bienes hoy más necesarios que nunca. Un plan director espera fuentes de financiación que, por ahora, no llegan. Es justo, por tanto, nuestro agradecimiento a la Curia Diocesana, pero también queremos manifestar nuestra gratitud al Inem, al Patronato Armonía, a las docenas de monitores y jóvenes que aquí han trabajado, a la Biblioteca de Andalucía, a la Asociación de Antiguos Alumnos y a la Cofradía del Cristo del Consuelo. Desde el silencio de este monte de Valparaíso se sueña en la Abadía de Granada, institución singular en Andalucía, como motor de vida espiritual e intelectual y corno recinto de paz donde se encuentren la alegría de creer y vivir, y el afán de luchar por una sociedad más humana y feliz.