Sabido es cómo en los años siguientes a la conquista de Granada, y con anterioridad a la primera rebelión de sus habitantes musulmanes del Albayzín (1499), en parte provocada por las disposiciones del cardenal Cisneros en materia catequística, los Reyes Católicos procuraron la observancia de las Capitulaciones concertadas para la entrega de la ciudad y velaron porque fuesen respetados los hábitos y costumbres de los vencidos; sin embargo, no parece que dicha actitud obedeciese, como señalaba tal vez con excesiva perspicacia política Luis del Mármol Carvajal, a que dichos monarcas aún no consideraban la tierra bien asegurada ni los moros habían dejado las armas, sino porque abrigaban la esperanza de otras conquistas en territorios musulmanes y convenía al favorable resultado de aquellas posibles empresas que sus reales palabras no fuesen puestas en entredicho.
Mas, sean cuales fueren las verdaderas razones, lo cierto es que durante la última década del siglo XV, los monarcas resistieron la presión de quienes les aconsejaban una política de mano dura con los vencidos y no cambiaron de parecer ante las piadosas reflexiones de quienes pretendían la obligatoriedad de la conversión pues, como afirma Bermúdez de Pedraza, mandaron a los gobernadores y políticos de sus reinos que favoreciesen a los moros y no consintieran que fuesen agobiados y, menos, maltratados, ordenando a los prelados y religiosos que con blandura y amor les enseñasen la fe católica. Leer más
Darío Cabanelas Rodríguez (1916-1992),
catedrático de Lenguas Semíticas en la Universidad de Granada y director de la Escuela de Estudios Árabes. Entre sus obras de investigación destacamos los estudios sobre la autoría y significado de los hallazgos del Sacro Monte.
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